jueves, marzo 4

EXPERIENCIA DE LUZ


El domingo 28 de febrero un grupo de universitarias, salíamos desde nuestra residencia a visitar la casa de discapacitados de los Hermanos de la Cruz Blanca, en La Laguna. Durante el trayecto todas parecíamos estar bien, aunque en nuestras cabezas había muchas preguntas y pensamientos de como era aquel lugar y como íbamos a reaccionar ante aquella situación.
Tras unos minutos de camino por las calles de La Laguna, llegamos a la casa, donde nos esperaban con la mejor de las sonrisas y el mayor agradecimiento. Rápidamente, el Hermano Fermín, nos recibió con una calurosa bienvenida, enseñándonos la casa y explicándonos cada uno de los protocolos que se seguían para el correcto funcionamiento de las instalaciones, garantizando así el bienestar de los “chicos”. Durante este paseo por las instalaciones, conocimos a dos de las cuidadoras del centro y al Hermano Ángel, que nos explicaron resumidamente un día a día del hogar.
Finalmente, nos tocaba entrar en su espacio, por así llamarlo, el patio donde cada día salen a disfrutar de tareas y entretenimientos, que le ayudan a mejorar sus discapacidades. Una vez dentro, aquello era un mundo tan diferente al que nos podemos imaginar, un mundo que desde fuera vemos tan oscuro y una vez dentro te das cuenta que son la luz de un mañana, la esperanza de seguir luchando cada día por personas así, porque nuestro mundo el que nosotros formamos muchas veces los rechaza, pero seguramente se trata de un nulo conocimiento de como son, de que sienten, a que deben de atenerse, y desgraciadamente nuestro rechazo puede mas que ellos, pudiendo llegar a ser despreciados ante la sociedad. Pudimos conocer a muchos de ellos que nos saludaban y sobre todo nos miraban, miradas tiernas y cariñosas que sin querer te pedían un beso o un abrazo incondicional.
El Hermano Ángel nos decía sus edades, es aquí cuando nos dábamos cuenta de porque tantas quejas de nuestra parte que lo tenemos todo, porque tanto egoísmo, porque caernos con el mínimo problema, y porque no crecer con cada caída sufrida, cada batalla perdida, porque no tener siempre en estas ocasiones su ejemplo de superación y de entusiasmo a cada mínima cosa que consiguen, porque no ser felices como lo son ellos con sus “problemas”.
Una tarde junto a ellos, conociéndolos y conociendo algunas de sus tareas, además paseamos junto a ellos por su jardín, un mundo tan diferente y tan impresionante a la vez, un mundo con tantas cosas que darnos, que pueden estar seguros que nosotras, el grupo de universitarias de Nazaret, siempre estaremos a su lado, porque esa es la vida, la que podemos encontrarnos a cada paso de la nuestra, y a la que podemos estar expuestos cada uno de los que formamos este planeta.
Llega la hora de la cena y el baño y nos tenemos que despedir, una despedida dulce e inolvidable, un ádios con significado de hasta otro día. Besos, abrazos, miradas y gestos eran las muestras que nos llegaban a nosotras diciéndonos GRACIAS, y a la que nosotros respondemos “GRACIAS A USTEDES”.

Se acaba la tarde, pero no se acaba nuestra experiencia, la experiencia sigue en nuestros corazones cada día después de ese domingo, que nos marco para el resto de nuestras vidas, y dando por supuesto que cada uno de ellos estarán en nuestros corazones, porque ellos son vida y esperanza para nuestras vivir: “Gracias chicos”.
Eliana Hernández, GUFS Canarias

2 comentarios:

Sara dijo...

Eliana gracias por tu escrito. Has sabido plasmar muy bien la experiencia de este fantástico día.
Para mí ha sido una oportunidad muy bien aprovechada que la volvería a repetir con los ojos cerrados.
Es verdad que ibamos con muchas preguntas, pero que al llegar allí y compartir esa tarde con ellos, se me han resuelto muchas. Me encantó el trato que tienen sus cuidadores hacia ellos, porque cuidan hasta el mínimo detalle. Y lo mejor de todo es que intentan que estos chicos se desarrollen en todos los ámbitos y sepan aprovechar al máximo sus capacidades, que aunque a nosotros nos parezcan pocas, son muchas.
He aprendido mucho con esta experiencia.
Gracias Chiara por hacer posible éstos días de voluntariado.
Y gracias chicas por ser Voluntarias con el grupo y con los demás.

edith stein dijo...

Os animo a que comprobéis en vuestro día a día cómo os ha cambiado esa experiencia. Sólo así os aseguraréis de que no es como un fuego artificial!
Ánimo!