martes, junio 8

DIOS EN LO COTIDIANO


¿Es que te escondes
o acaso sigo un mapa erróneo?
Quizás deba dejar de esperar
a lo especial,
a lo sublime, lo superlativo,
lo excepcional.
y buscarte en las horas quietas,
en las conversaciones intrascendentes,
en las palabras casuales,
en las lecturas sin huella,
en las letras minúsculas de mi historia;
en los mensajes con motivo,
en las tardes perdidas,
en los trabajos con fecha de caducidad,
en los días grises,
en los sentimientos ligeros,
en los fracasos sin lágrima
y los aciertos sin acta.
Quizás, sin yo notarlo,
eres compañía discreta
en los viajes de trabajo,
luz suficiente en paisajes olvidables
silencioso eco en la oración callada,
fuerza justa en la lucha de cada día,
roce casual en el esfuerzo compartido.
¿Dios escondido?
O revelado en el envés menos brillante
de la vida.
José María R. Olaizola, sj

1 comentario:

Aurora M. dijo...

Buscamos en los grandes acontecimientos, necesitamos profundos momentos de oración para que se produzca el encuentro con el Señor. ¿Pero que ocurre cuando no lo tenemos? ¿Qué ocurre cuando esa necesidad de silencio de oración no es posible? ¿Está Dios ahí?.
Que el Señor nos conceda la gracia de poder abrir los ojos a la sencillez que nos rodea, porque es ahí donde su esencia se hace presencia, porque en esos momentos que muchas veces nos pasan por delante sin darnos cuenta y son ahí los grandes momentos de profundización, oración y encuentro.