viernes, enero 30

no podemos ver ni oír, pero creemos!

Santa Angela Merici tenía 15 años cuando sus padres murieron, decidió en aquel entonces viajar a Palestina en peregrinaje. Tenía el gran deseo de ver con sus ojos los sitios por donde había caminado Jesús...pero cuando llegó allí se puso mala, y una rara enfermedad la dejó ciega. Ésta duró justo el tiempo que Angela pasó en Tierra Santa. Durante este tiempo de oscuridad el Señor le hizo ver su misión...dedicarse a ayudar a las jovenes.
Hace poco que me estuvieron contanto que San Francisco de Asís tenía una infección en los ojos y tenía miedo a operarse con los métodos de aquel entonces. El Papa le obligó a realizarse la operación para que no se muriese... la operación lo dejó ciego y fue ciego que escribió el Cántico de las Criaturas.
Cuando fuimos Fátima descubrimos que de los tres pastorcillos que vieron a María sólo Lucía y Jacinta eran capaces de oír su voz, Francisco no fue capaz de oír nunca nada...confiaba en todo lo que le contaban Lucía y Jacinta. A veces pienso que para ellos tenía que ser más facil porque han visto lo que yo nunca he visto, pero no es así, su fe ha tenido duras puebas, como la nuestra... no podemos ver, ni oír pero creemos!

3 comentarios:

Aurora M. dijo...

ESTÁ EN PONER TODOS NUESTROS SENTIDOS PARA DESCUBIR CADA PALABRA, CADA GESTO, TODO AQUELLO QUE DIOS NOS QUIERE TRANSMITIR.
EL SEÑOR SIEMPRE SE VALE DE TODO PARA CONQUISTARNOS!!!!!!!!!!!!!

Chiara dijo...

A mi me gustó el comentario que hizo aquel sacerdote en Fátima, cuando dijo que Francisco no oía las palabras de la Virgen porque lo que la Virgen quería era que rezara más (no recuerdo si lo explicó exactamente así, pero la idea era esta creo).
Antes me preguntaba muchas veces(sobretodo cuando las cosas se me hacían cuesta arriba): "¿Por qué no te puedo ver... o oír... con lo fácil que sería así saber que estás ?".
Ahora entiendo que cuando las cosas no nos salen a la primera (o a la segunda, o a la tercera...), no es porque nos ha dejado solos en el camino: si no le vemos, si no le oímos (sea con nuestros sentidos o con los del corazón) ¿no será quizá para que como Francisco aprendamos a rezar un poco más? Y esto es, confiar en Él con TODO nuestro corazón, con TODA nuestra alma y con TODAS nuestras fuerzas...

edith stein dijo...

Precisamente eso es creer: no ver, no oir... y sin embargo sentirse tan querido por Nuestro Señor que se le puede decir SÍ!!! Nuestra fe parte de una evidencia: "Soy amado, luego existo!" ¿Qué más se puede pedir?
Gracias Annarita por regalarnos este comentario profundo y... lleno de fe!!!